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22.12.09

Mi crisis de fe con los social media

Tengo que reconocer que de vez en cuando me entran crisis de fe con esta cosa de los social media. Sí, tengo que declararlo públicamente. En esos momentos me pregunto si tiene sentido toda esta vena evangelizadora que me lleva en volandas desde hace ya unos cinco años. La duda permanece en mis adentros sólo un tiempo razonable y casi nunca me deja secuelas hasta el punto de apearme de este maravilloso tren. ¿Cómo, he dicho 'maravillos tren'? Sí. Ya ves, la pasión vuelve a cegarme.

Es verdad, aunque mis interrogantes sobre la razón de ser de los social media y toda la filosofía sugerente del 2.0 se despejan con prontitud, no puedo dejar de reconocer que algo de callo también dejan, aunque sólo sea por la reiteración recurrente ( varias veces al año) de estas crisis de fe mías. Pero no padezcan mis feligreses ( huy, ¡perdón por el atrevimiento!) porque si me lo pienso dos veces, el desgarro se cura gracias a ese bálsamo de grandeza que surge a través de las inevitables proyecciones de futuro que nos auguran un mundo mejor ( vease la influencia navideña de este post) dado el incremento expansivo y creciente en el uso de las herramientas de la web participativa.

No quiero aparecer frívolo, sin embargo, jugando a tirar la piedra y esconder la mano. Por eso, me gustaria enumerar aquí algunas de las sombras que planean sobre mi mente en mis instantes de descreimiento:

  • Los comentarios no llegan, a pesar de que le hecho horas y horas e intento sorprender a mis lectores casuales o habituales con enfoques, 'exclusivas' u, al menos, originalidad.
  • La gente que no vive en esta fe del social media pone cara de 'está loco' cuando intenta uno explicarle para qué escribir twitts toda la mañana.
  • Los jefes te hacen una pedorreta virtual ( sólo hay que mirarles el entrecejo) cuando le propones un elocuente sistema que mejorará sin duda nuestra capacidad de producción, la innovación, el conocimiento compartido y la productividad de nuestras organizaciones, gracias a blogs, microblogging, etc, etc.
  • Me pongo en frente del televisor y me zampo un reportaje sobre la violencia en Ciudad Juárez, y me pregunto: ¿qué podrían hacer aquí los social media?
  • Una de las ONG a las que estoy suscrito me golpea con una dura estadística del estilo de: cada minuto mueren 'nosecuantos' niños por hambre en el mundo; momento en el que me demando algo así como: ¿qué sentido tiene que yo me devanee los sesos con mis lectores de feeds, el poder del twitt de menos de 140 caracteres que te dejen un hueco para el RT, cuando hay muchísima gente que muere de hambre por no citar otros incómodos temas?
Por supuesto, me sé autoconvencer ( ya lo decía más o menos arriba) y mi raciocinio me llega para comprender que lo de los social media no es más que una relación de instrumentos de internet que nos introduce en un estado de cosas que evoluciona hacia un contexto social y económico diferente. Pero ya digo, uno es débil ( y la carne no tiene nada que ver en esto) por lo que a veces no tiene más remedio que sucumbir, aunque sea para levantarse, algo que me recuerda algunas de estas frases de ambiente bucólico que circulan a veces por los correos electrónicos sumadas a fotos también bucólicas.

Acabo: no estoy triste, espero que mi punto de ironía se haya notado. Tampoco me siento desilusionado con internet, más bien todo lo contrario pues en buena medida he hecho de él un proyecto vital y profesional. De igual modo, no pretendo resignarme ante aquellos problemas de verdad que uno nunca quisiera ni para el saborío del vecino de abajo, aunque nunca me mueven lo suficiente (lo siento y me golpea) como para involucrarme más en su solución... Y ya digo, a veces tengo crisis de fe con los social media, que espero no me abandonen por cierto, señal de que nunca me convenceré lo suficiente de la supuesta infalibilidad de algo o de alguien. Felices fiestas si has llegado hasta aquí, y si no también.

Posted via email from El blog de Benito Castro

2 comentarios:

Ignacio Duelo dijo...

Benito, que no te dejen comentarios no significa que no te lean. A mí tampoco me dejan en varias de mis entradas, pero no miro mucho eso sino las estadísticas crecientes de visitas.

Los motivos por los que escasean los comentarios son múltiples. No a todos les gusta escribir, no todos tienen tiempo de hacerlo, y aquellos que coinciden con lo que escribes no tienen mucho más para agregar. No creo que la cantidad de comentarios sea un índice muy fiable de éxito, si bien siempre son bien recibidos.

Con respecto al hambre en el mundo, hay una cuestión de roles. Yo me ocupo de esto y eso no impide que me ocupe también de aquello ¿no?

Creo que está claro que habrá una selección natural de herramientas de la Web 2.0 y las más útiles y fuertes sobrevivirán, con formatos mejorados tal vez.

En mi caso, tu "evangelización" fue exitosa, porque tu blog fue uno de los primeros que leí sobre comunicación en español, y me inspiró para crear el mío propio.

Un saludo grande.

Benito Castro dijo...

Gracias Ignacio, tampoco quería yo haber dado esta sensación de pena... Estoy muy contento por mi papel en internet. Solamente quería reflexionar en voz alta sobre lo que a veces nos ocurre ( creo que a casi to el mundo) cuando ves que estás dale que dale y parece que no recompensa. Es bien cierto que la red me ha dado la suerte de conocer a gente como tu. Gracias por todo y un abrazo.

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