Los inventos nos definen
Desde que el hombre es hombre, y la mujer mujer, en la historia del ser humano, los inventos han llegado a nuestras vidas para: a)satisfacer una necesidad, b) para mejorar una capacidad innata o c) para aliviar una tarea. Por poner unos ejemplos: el coche que nos transporta mejora nuestra capacidad de andar; cualquier avance médico, colma la necesidad de estar sanos y, por acabar, el ascensor alivia la pesadez de tener que subir pisos.
Por centrarnos ahora en la Comunicación, comprobamos como la aparición de los primeros medios técnicos en este sector y sus consecuentes estructuras de producción definen un funcionamiento inédito hasta la fecha (pensemos en la imprenta y la salida ulterior de los periódicos). En este ámbito, también, se detecta la oportuna satisfacción de una necesidad humana, en concreto, la de estar informados.
Esa necesidad de estar informados se va colmando, paso a paso, a partir de la invención de Gutemberg, hasta la posterior aparición de sucesivos utensilios (radio, televisión y, por último, internet) que van sumando nuevos atributos que amplían las capacidades humanas. De esta manera, la radio nos permite oir situaciones ocurridas a miles de kilómetros, cuando el oido sólo nos da para oir, de forma natural, lo que pasa a unos escasos metros de distancia nuestros. También así, podemos explicar la presencia de la televisión (ver mucho más allá de lo que nos permite el sentido de la vista).
La aparición de Internet, contemplada desde la perspectiva de medio de comunicación, ofrece al ser humano la posibilidad de ser él el informador. Este medio (y se comprueba con suma claridad en el fenómeno blog) democratiza la función y la expande a todo aquel que acceda a una determinada tecnología (pc, más softwares, más conexión a la red).
¿Qué nos está diciendo esto?, pues que la capacidad que nos otorga una determinada tecnología (por primera vez en la historia) está capacitando al ser humano, uno a uno, a desarrollar funciones que, hasta la fecha, ya había realizado, sí, pero en grupo y a través de organizaciones como las empresas o las instituciones. Esto supone un enorme cambio en nuestra evolución como entes pensantes y actuantes, cuyas consecuencias estamos empezando a comprobar.
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