Ni jaula de grillos, ni tumba, sentido común
En los dos últimos lunes he colocado dos posts para debatir dos supuestos casos que relataban la puesta en marcha, a través de la inicitiva de la dirección, de dos blogs corporativos internos con dispar resultados. Uno, colocado en una fábrica exportadora de sardinas, era una jaula de grillos, por lo que se hablaba, aunque sin 'ton ni son'; y el otro, instalado en una fábrica textil, pasaba sin 'pena ni gloria, era como una tumba.
Después de los debates surgidos en estos posts y, lo que adjunto de mi propia cosecha, mi conclusión es que cualquier determinación relativa a la aplicación de un blog en una empresa debe tomarse con sentido común.
1.- si una empresa adopta la decisión de iniciar un blog interno es necesario que tenga claro para qué fin lo quiere, qué objetivos pretende alcanzar. Entiendo que un blog interno pretende gestionar un conocimiento latente, que, si se utiliza debidamente, ayudaría a mejorar resultados.
2.- la empresa tiene que tener claro qué es lo que está haciendo al arrancar un blog, esto es: está dando vía libre a la conversación en la organización.
3.- hay que ser consciente de igual modo que es imposible, de la noche a la mañana, lograr que el instrumento funcione a las mil maravillas. Existen rémoras pasadas como el miedo o la falta de hábito para comunicarse.
4.- cabe también que la herramienta se use para lo que no es (hablar de tonterías), así que parece necesario una moderación y una tutela hasta tanto empiece a funcionar adecuadamente. Hacen falta por tanto unas reglas del juego.
5.- personalmente soy de la opinión que los resultados mejoran si la comunicación es buena y, por eso, los blogs, u otros formatos como las intranets o los foros, pueden ayudar. Entiendo también que las empresas se pregunten lealmente si necesitan estos medios. Sólo a través de un juego leal, desde el comienzo, se puede aspirar a obtener los frutos adecuados en el plazo adecuado, ya que esto no es 'flor de un día'.
1 comentario:
Estamos de acuerdo: los milagros no existen. Ni un blog ni ninguna otra fórmula maravillosa logrará que la comunicación mejore de la noche a la mañana.
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